obvio
Todos los coches matan.
Unos llegan y ¡paz! Te matan.
Otros desde lejos te envenenan.
O se instala en tu futuro una gasolinería.
O algún imbécil dinamita un país por petróleo.
Todos los coches matan.
También las drogas matan
y por eso las prohíben:
posesión de drogas: cárcel,
posesión de coche: status
además,
puedes pagar el teléfono
comprar hamburguesas
o asesinar a alguien
sin bajarte de tu coche.
y tu eres bueno
original y amable
quieres a los niños y a los perros
hasta podríamos ser amigos
pero te subes a tu coche
y te vuelves
chofer – conductor – chafirete loco
el cerebro masticado por el locutor
hasta que terminas repitiendo como loro
que el mundo estaría mejor sin marchas,
ni topes, ni semáforos, ni más cruces
que las de los peatones muertos
y sueñas con un paraíso de high-ways
y con hacer quince minutos
a cualquier parte del universo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSeguro afuera del coche nos conoceríamos, pero dentro, ni reconocernos, hay algo en él que te posee, te haces adicto, inútil, te sientes todo-poderoso, pero luego te bajas y... el coche te hace soberbio... me hace soberbia...
ResponderEliminar